La ruta de los afectos y el (ser). "Too Many Drugs" de Rigoberta Bandini


“Ven, déjame verte, tengo ahora los ojos más desnudos”, escribí hace unas semanas en el Twitter pensando en todo lo que significó el 2023 para mí. Enero lleno de ambivalencias. Febrero con lluvias eléctricas e inundaciones en la ciudad. Marzo con el departamento de recursos humanos removiendo mi cargo. Abril con el corazón chiquito, afrontando la ausencia de alguien que migró a otro país. Mayo y el letargo de adaptarme a otro empleo. Junio en crisis, el oasis de visitar a la terapeuta. Julio y el desamor, todo eso que quema y duele en la carne ante el impacto de una ruptura amorosa. Agosto untándome hierbas, perdida y rezagada. Octubre, ¡detengan el mundo, ya me quiero bajar! Noviembre honrando la muerte (todo lo que dejé de ser). Esa es la forma en la que quiero empezar a dialogar sobre la canción Too Many Drugs de Rigoberta Bandini, pues el cambio es lo único que está presente, lo demás, solo viene por añadidura llamada experiencia. 

La emperatriz

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Rigoberta Bandini, conocida por su amplia trayectoria como artista catalana interdisciplinaria, sorprende a su público con la remoración del disco “La emperatriz” (2020), donde canciones como In Spain We Called It Soledad y To Many Drugs seducen a sus oyentes y vuelven a posicionarse este año (2023) en diversas plataformas como Spotify, Apple Music, YouTube, entre otras, dentro de las categorías: curiosidades, sugerencias o discovery music, etc., pero vamos más al fondo, ¿qué es lo hace tan especial la letra de estas canciones para sus oyentes?  

 

Una de las cualidades de Bandini en su quehacer musical es mantener la esencia de sentirse “humana”, es decir, no despojarse de la genuinidad del amor que la moviliza y la invita a aterrizar en la vida. Quizás esa parte auténtica que muestra la cantautora en sus letras es lo más sutil para llegar al amor, o como decía Chavela Vargas y Violeta Parra, “las simples cosas”. Es el amor lo que nos mueve a tomar decisiones, sean estas desfavorables, limitadas, grandes, pequeñas, es el amor lo único que habita al final del día, y es ese mismo amor el que nos empuja a continuar en la vida.

 


To Many Drugs

 

La canción empieza con un tono de desosiego y nostalgia, luego el hablante lírico sincerado por su propia confesión interna expresa hacia sus adentros: “No tenía ganas de saltar una vez más, me quedé de lado sin saber reaccionar”. La frase es derrotera, es una invitación a pensar sobre una situación en la que hemos sentido cómo se desmorona la vida y ya no existe ninguna opción para intentarlo de nuevo. Es sentir que algo muy muy grande te está venciendo, te arrastra y te revuelca, llámese amor, miedo, pérdida, etc., es todo lo inesperado.



“Son muchos años aquí buscando la felicidad o el despertar. Y es que ningún lugar es erróneo, ¿Qué más da?, todo andará.” En este punto, donde la rima se desdobla en sonidos aliterantes que van desde la “a” a la “r”, proyectan un nivel acústico lingüístico de “errancia”, esa sensación de moverse de un lado a otro, de buscar un espacio en el que uno pueda sentirse bien. Por otro lado, en el sentido semántico de la frase, la voz poética expresa el abatimiento de buscar algo que falta, algo que ha perdido u olvidado. Es como cuando estamos tan desconectados en la vida, y ya ni siquiera sabemos si el lugar en el que estamos es el correcto, si las personas que nos acompañan estarán con nosotros, y como si fuera poco, queremos tirarlo todo, queremos rendirnos, pues ¿qué más da?

 

 “Pero mi cuerpo está tan harto de tambalear”, en esta parte, desde mi perspectiva como oyente, la canción nos invita a preguntarnos sobre la desconexión que tenemos con el cuerpo, con la voz interna y con la somatización de otros lenguajes rezagados y oprimidos desde adentro. Hay algo importante, y es que el cuerpo y el corazón hablan siempre en nombre de la verdad, por más que nuestra mente reproduzca millones de ideas, la forma más honesta y valiente es mirarse desde adentro, desde lo que duele y hemos estado huyendo. Es una difícil decisión.

 

Coro


Too many drugs

Muy poco espíritu

And I love drugs

And I love espíritu

Ven a bailar

Ven con tu espíritu



Si bien el coro puede tener niveles interpretativos, desde “la canción trata de alguien que está superando las drogas” hasta hablar “el desamor”, lo cierto es que Rigoberta expresó en una entrevista de su discografía que se refería a la desconexión que la sociedad tiene con su parte interna, lo evitativo que somos con la confrontación. Aquí un extracto del testimonio de la artista:


«Estamos muy cojos de espíritu. Cuando escucho música de los sesenta o setenta, la veo muy emotiva. Y ahora la consideramos cursi. Y creo que para el alma era mejor, no quiero ponerme yo cursi, precisamente, pero toda la generación actual solo habla de cosas como culos y drogas, y eso no es natural a nuestra existencia. La tristeza lo es. Hay algo como de ser más normales que creo que se agradece. Es tanto la eficiencia que yo creo que la gente agradece igual música más emotiva…».

 

Por otra parte, como dice Barthes en El susurro del lenguaje, las palabras ya no pertenecen al autor, sino al lector. De la misma forma la interpretación de cada oyente es una relación entre experiencia y subjetividad, la canción escuchada desde cualquier arista es totalmente única. Sin embargo, la idea de que el coro sea en Spanglish es relevante y no intensional, ya que al estar tan sucumbidos en una sociedad de lo efímero y lo dionisiaco, las drogas, la fiesta, el baile, la prótesis de realidad, se convierten en “puertas de escape” para no asumir lo que “duele”. Cualquier distracción está bien para huir de uno mismo frente a las circunstancias de una sociedad desestabilizada.

 

¿Qué nos queda al final de día? Pues, solo queda uno consigo mismo y eso es lo que existe cuando la canción expresa:

 

 “Y me voy sigo el camino. Nos vemos ahora a las seis. En el café. Me voy, ahora hablaremos de que todo estará bien. Tomando un té. Y las seis debatiremos sobre qué es lo que hay que hacer para crecer.”

 

En este punto la voz poética llega a una negociación con alguien, algo, o incluso con ella misma. De cualquier forma, la hora es importante, a las 6 es donde muere el día y empieza la noche, a las 6 es donde los alumbrados de las casas y las calles empiezan a encenderse, a las 6 es donde la gente sale del trabajo a la espera de encontrarse con alguien para hablar. El café es un espacio silencioso donde se premeditan las decisiones, el inicio o el fin de algo.

 

“Me voy todo está bien porque es que siempre estuvo bien. Y estará bien. Me voy, sigo el camino y con mi ego ya veré cómo lo haré. Me voy de aquí, me voy (cio)”

 

Cuando escucho esta parte de la canción es imposible no pensar en alguien que fue muy especial para mí. Uno decide irse siempre tarde, aunque el otro ya se haya marchado de ese lugar en el que se solía tomar café. En este extracto la voz poética acepta la pérdida de las cosas; el resultado es la salvación y la dignidad de no reconocerse como víctima, sino hacerse cargo de su propia decisión, y de todo lo que conlleva eso, aplacar al ego, vencerse a sí misma, únicamente para aceptarse.

  

 


(La siguiente parte queda en construcción) 

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